El Corpus Christi de Toledo es la celebración más famosa (y una de las más antiguas) de la ciudad. Declarada de Interés Turístico Internacional en 1980, la ciudad se engalana para acoger una procesión religiosa que tiene su salida desde la Catedral y en la que el cortejo de hermandades y cofradías acompañan a la Custodia, que porta el Corpus Christi. Se trata de una obra de orfebrería realizada por Enrique de Arfe en 1515. Sus 160 kilos de peso están hechos en oro y plata y, vista en directo, resulta espectacular.
Los primeros indicios de esta celebración religiosa se remontan a 1342 pero no es hasta 1418 cuando empiezan a realizarse las procesiones por las calles toledanas. Con la forma en que lo conocemos hoy en día, el Corpus Christi de Toledo comenzó en 1595. Es una fiesta que hay que vivir, al menos una vez en la vida, en directo. Las calles de Toledo se engalanan con colchas, mantones y tapices que cuelgan de las fachadas de las viviendas, al tiempo que el suelo se cubre con hierbas aromáticas para perfumar el camino.
Durante el Corpus Christi de Toledo pueden visitarse los patios privados
Un detalle muy importante para el turista es que durante esta fiesta se abren al público los patios privados de los palacios y casas señoriales, lo que lo convierte en un momento único para contemplar el Toledo más íntimo. Además, se organizan actividades paralelas y complementarias. Este año, está previsto realizar un pasacalles con gigantes y zancudos, diferentes eventos infantiles y un festival de folklore.
La fecha del Corpus Christi de Toledo varía anualmente y ha llegado a celebrarse incluso en domingos. Desde 2010 ha vuelto a su día natural, el jueves. La noche anterior a la procesión hay una marcha en la que un pertiguero, vestido de negro, realiza todo el recorrido con una vara para asegurarse de que ningún obstáculo colocado en altura, dañe o impida el paso de la Custodia.
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